La sangría de yeguas es un negocio rentable para Uruguay. El denominado “oro blanco” en el mercado internacional es una hormona extraída de la sangre de yeguas preñadas, que es vendida a industrias ganaderas y tiene como fin potenciar tratamientos de fertilidad en más animales de producción.
Uruguay
es uno de los únicos tres países en el mundo que no solo no la tiene prohibida
sino que la produce: Argentina e Islandia (que se encuentra camino a
prohibirla), son los otros. Para producir de forma natural el hemoderivado
denominado Gonadotropina Coriónica, también conocida como PMSG, se realiza una
práctica intrínsecamente violenta.
El
negocio de las granjas de sangre consiste en preñar yeguas no domadas, que cuando
lleguen a los 30 días de gestación serán introducidas en recintos y allí
comienza la extracción. Sus patas son atadas -les provoca fracturas y heridas
que no suelen ser tratadas- y se extraen litros de sangre de la arteria
yugular. El proceso de extracción se realiza tres veces a la semana.
POR DECADAS. Yeguas heridas en el predio cercano a establecimientos de producción de los hemoderivados por la extracción de sangre. Crédito de la foto: Animal Welfare Foundation
Productividad en las heridas
Este
procedimiento acaba cuando las yeguas rondan los 140 días de embarazo; en ese
período, se les induce el aborto mediante varas y herramientas precarias, como
es visualizado a través de cámaras ocultas dentro de algunos establecimientos
en los años 2017, 2018 y 2021.
En caso de que dichos animales no sirvan más para este sector de la industria pueden ser derivados a los mataderos de caballos esparcidos por el territorio uruguayo. Los establecimientos habilitados por el Estado son cuatro, según indicó una abogada especializada en el tema.
El problema
principal de esta práctica es la fiscalización, que realiza el Instituto
Nacional de Bienestar Animal (INBA), que depende del Ministerio de Ganadería,
Agricultura y Pesca (MGAP).
Expertos
en derecho animal, así como organizaciones sin fines de lucro y grupos de
activismo animal, criticaron que las regulaciones del INBA estén condicionadas
por su dependencia del MGAP.
Violencia arraigada
“A
partir de reclamos de la sociedad civil, se empezaron a realizar hace poco
tiempo pequeños controles de estas actividades de explotación. Pero la realidad
indica que la fiscalización es poco efectiva y por esto hay actividades que
implican un sufrimiento desmedido, como la interrupción manual del embarazo de
las yeguas por medios mecánicos”, destacó Florencia Saucedo, abogada y
profesional en materia de derecho animal en Uruguay.
Asimismo,
algunas yeguas que son encontradas agonizantes en campos cercanos, sufren anemia
continua por la cantidad de sangre extraída. Otro de sus destinos es la muerte
por infecciones: se esparcen desde los genitales dañados por el aborto hasta su
sistema nervioso.
La
violencia ejercida por los pocos peones necesarios para las prácticas también
termina en fracturas y tajos que se vuelven nidos de bacterias.
HASTA LOS HUESOS. Los animales usados por las granjas de sangre son descartados en campos cercanos. Crédito de la foto: Vegan FTA
“La
producción de la hormona es invariablemente más alta en los años en que las
yeguas están en peor estado de salud -por su mala alimentación- y en mal estado
en su gestación temprana”, explicó por su parte el dueño de BIOMEGA S.A,
establecimiento habilitado, a la revista Equine Veterinary Journal.
Leyes e ignorancias
La
Ley 18.471 del 2009 de protección, bienestar y tenencia de animales expresa en
su artículo 1: “Esta ley tiene por fin la protección de los animales en su vida
y bienestar” y prohíbe expresamente en su artículo 12: “A) Maltratar o lesionar
a los animales, entendiéndose por maltrato toda acción injustificada que genere
daño o estrés excesivo en un animal, y por lesión la que provoque un daño o
menoscabo a su integridad física”.
PRODUCTO. Reunión extraordinaria del 8 de noviembre del 2023 por el proyecto de prohibición de la sangría de yeguas, con Gonzalo Nieto, parte de la delegación del establecimiento Estancia La Paloma.
Uno
de los problemas que hay al momento del cumplimiento y las penalidades
descritas en la ley de bienestar animal son las interpretaciones que ubican a
esta actividad en el área de producción.
En
teoría, la violación de la ley y la obligación implícita en el artículo 17,
puede derivar en que el INBA confisque a los animales de estas circunstancias.
Pero el problema va más allá.
“Nosotros
tenemos regulada el área de la producción y la experimentación. Cuando se trata
de la experimentación se deben cumplir con ciertos principios que no solo están
establecidos en la norma nacional, sino que forman parte de tratados internacionales
de los que Uruguay forma parte y deben cumplirse con esos estándares. El tema
es que si es tratado como producción no contiene las mismas regulaciones y los
mismos principios que rigen a la experimentación”, explicó Saucedo.
La jurista
coincidió con algunos colegas al señalar que esta actividad -sin importar si es
de experimentación o de producción- viola con el artículo 12 de la 18.471.
Resolución sin ética
Por
fuera de cualquier parámetro impuesto por las propias leyes nacionales, el
Estado falla en la fiscalización de las prácticas de este nicho de mercado. A
pesar de que el Ministerio en el 2017 elaboró, como producto final, la
Resolución N° 215/017: “Establézcase la habilitación sanitaria obligatoria de
los establecimientos dedicados a la producción de hemoderivados en equinos”, que
derivó en dos anexos: Procedimiento para la habilitación, registro y
funcionamiento de establecimientos productores de hemoderivados en equinos
y Manual de Buenas Prácticas de Bienestar Animal para equinos destinados a
la producción de hemoderivados, estos no son más que una regulación para el
exterior.
PRODUCCIÓN. La hormona PSMG genera ganancias a nivel internacional por los pocos países que la producen legalmente. Crédito de la foto: Caras y Caretas
A
pesar de estas medidas, la violencia es una parte fundamental para las
ganancias de este negocio. Saucedo aseguró que este “es una actividad que no se
puede realizar sin este tipo de sufrimientos”.
Expresó
la incapacidad de regular esta práctica por las necesidades arraigadas a cada
paso del tratamiento para la obtención del hemoderivado. “El sufrimiento, aborto
constante y la extracción de sangre hasta que la yegua llega a un estado físico
que no le permite la recuperación” son rasgos que conviven con la existencia de
las granjas de sangre.
Señaló
con disconformidad los puntos de maltrato, por las heridas y fracturas en los
equinos. Esto “termina con la muerte de la gran mayoría en condiciones muy por
debajo de los estándares de bienestar y ética animal”, explicó la abogada.
De dinero y sangre
En
el 2017 el ministerio recibió denuncias públicas y acusaciones por parte de dos
organizaciones extranjeras de activismo animal: Animal Welfare Foundation y Tierschutzbund
Zürich. Ambas capturaron el horror realizado diariamente en las granjas.
A
partir de la difusión pública del
trabajo de dichas organizaciones, Uruguay aprobó la resolución N° 215/01; así,
las denuncias quedaron atrás y nunca se ejerció su fiscalización.
Saucedo
aseguró que la respuesta del estado uruguayo en aquel momento se basó en un
intento de demostrar que estos establecimientos serían regulados y que cumplirían
con los estándares de bienestar animal de la Ley 18.471. “Aspira ser una
especie de demostración de que bajo ciertos parámetros se puede realizar sin
ser considerada cruel y totalmente contraria a los estándares de Bienestar
Animal”; señaló y comparó análogamente la decisión con el denominado Greenwashing
dentro del derecho ambiental.
Estándar de irregularización
“La
realidad es que las personas expertas, etólogos, veterinarios y todos los que
tenemos alguna formación en el derecho animal y similares creemos que no es
posible.”, aseguró Saucedo con relación a la existencia del bienestar de estas
granjas.
SIN ORGULLO. Manifestación en la puerta del Palacio Legislativo en el marco del Día Mundial de los Animales en el 2023.Credito de la foto: Sala de Redacción FIC
Calificó
a la carencia de fiscalización y regulación por parte del MGAP como una “omisión
muy grande, grosera y que tiene consecuencias importantes”. Por no ser “para
nada suficiente”, los profesionales señalan que Uruguay debe apuntar a la
prohibición.
Uruguay
y Argentina reciben sus ganancias de países que no prohíben la sangría de
yeguas en su territorio, ya que ser parte productora del negocio, con el
procedimiento que requiere, “no deseable para ningún país y no hay alguno que estaría
orgulloso de realizarlas”.
Producción
sin sangre
En
junio del 2022, se realizó el 19° Congreso Internacional de Reproducción Animal
(ICAR) en Bologna, Italia, donde empresas de todo el mundo presentaron
productos y ponencias de relevancia para este sector de la industria ganadera.
Syntex
Argentina, laboratorio que vende el hemoderivado natural, presentó junto con la
Universidad Católica de Córdoba, Facultad de Ciencias Agropecuarias, los
resultados de su experimento: Efectos de 2000 Ul DE eCG glicoproteína
sintética en el desarrollo folicular y en la ovulación de ganado para carne
(Bos Taurus).
AL MUNDO. Flyer del evento internacional que se produjo del 16 al 30 de junio del año 2022. Crédito de la foto: Taurus revista de reproducción animal
Concluyó con la presentación de la eCG glicoproteína, una versión sintética
de la hormona de la fertilidad extraída de las yeguas que “tiene la misma
actividad biológica que la natural”.
La sangre del escudo
Debido a la existencia de una posibilidad sintética y de igual rendimiento
que la natural, Saucedo manifestó que actualmente el negocio de las granjas de
sangre es una violación de la
prohibición marcada en el artículo 12 de la 18.471.
“Se
expresa que no pueden realizarse lesiones o maltratos en los animales de forma
injustificada, por lo que el hecho de exista una hormona sintética que la puede
sustituir implica que los establecimientos hacen caso omiso a esta información,
justamente porque hay muchos intereses económicos detrás de estos”, opinó la
abogada.
De
esta forma, que el negocio de la sangre sea factible en un país que lleva al
caballo erguido con orgullo en su escudo muestra que la rentabilidad de la
tortura es aprobada si se ve en números verdes.






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